¡Una huella imborrable!

Hace aproximadamente 8 meses en un trágico accidente, en un segundo a una joven pareja les cambio la vida para siempre, en medio de un sinfín de situación, pensamientos y lágrimas, ya la vida para ellos no era la habían soñado o planeado cuando decidieron desde muy jóvenes comenzar una relación y una unión que hasta hoy en día es más fuerte que nunca; sin embargo, la Diosidencia más increíble del mundo era ver como luego de construir una casa, una familia e ir creando una vida como todos la soñamos en un abrir y cerrar de ojos, sin quererlo, sin esperarlo, TODO CAMBIO.

Alexander y Rebecca sufrieron, lloraron, se lamentaron, cayeron y su fe muchas veces decayó, pero donde las luces humanas se apagan, LA DE DIOS PREVALECE, porque no es una luz cualquiera, sino un rayito de esperanza que le dio forma al diamante en bruto que Dios necesitaba pulir para su voluntad.

Esa voluntad que Él deseaba la encontró en la dificultad más dura para una familia que lejos de desunirse se UNIÓ y hoy le sirve tan increíblemente que con solo su presencia, esa MÁGICA LUZ que Dios dio en ellos, se encendió e ilumino los corazones de todos los muchachos de Noveno Año del Colegio Técnico San Agustín y a todos los catequistas del Retiro Espiritual “Busquemos Juntos la verdad, 2021”.

Ellos nos compartieron una charla y el testimonio de todo lo que vivieron para llegar hasta acá, dejando un profundo halo de sentimientos encontrados y el abrazo que jamás olvidaremos con una mirada de ser personas plenas y que confían en como Dios nos cambia por fuera pero también nos transforma por dentro. Sabemos que ellos han perdido familiares en los últimos meses y aún con todo su pasado y el duelo que los embarga, tomaron la decisión de acompañarnos y por todo esto, ¡GRACIAS!

De parte de toda nuestra querida institución, Ciudad de los Niños, agradecemos profundamente su presencia, palabras, risas, lagrimas, reflexiones y regalos, pero sobre todo GRACIAS POR SER UNA LUZ EN ESTE MUNDO y por sacar su valioso tiempo para dejarnos una huella que sin duda será imborrable. Les deseamos lo mejor en sus vidas y recordando siempre, que Ciudad de los Niños es SU CASA.

Fuente: Gonzalo Araya Orozco.