Historia

 

 

Era el año de 1958 cuando un visionario sacerdote de la Orden Agustino Asuncionista llegaba a Costa Rica, procedente de España. Venía cargado de grandes ideas, ilusiones, pero sobre todo con un gran espíritu de servir.

 

Era el Padre Luis Madina Michelena.

 

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Según sus estimaciones solo en la capital del país habían más de 8 mil niños viviendo en las calles, situación que lo marcaría y empezaría a enfocar sus esfuerzos en este importante tema. 

 

En pocos días se estaría haciendo cargo del Hogar Dormitorio Domingo Soldati en San José. Pronto empezaría a tocar diferentes puertas de embajadas, organismos privados y con personas de buena voluntad. Él tenía una visión clara ¡Crear una Ciudad de los Niños!

 

Un hecho providencial, como le llamó el Padre Madina, fue que el presbítero José Francisco López del Corral, estableció en su testamento que las tierras de la Finca la Jirara, ubicadas en Agua Caliente de Cartago fueran destinadas a una obra educativa de carácter religioso para la educación costarricense.

 

Es así como empezarían a hacerse los trámites correspondientes para trasladar las 136 hectáreas de terreno a nombre de la Ciudad de los Niños.

 

Todos sus esfuerzos ahora se enfocarían en poder construir los primeros edificios en la Finca.

 

Al poco tiempo tendría que abandonar las instalaciones del Hogar y marcharse con un grupo de niños que estaban destinados a ser los primeros habitantes de Ciudad de los Niños (CDN).Esto debido a la difícil situación que atravesaba el país y que el Gobierno se veía incapacitado para seguir ayudando con este proyecto.

 

En marzo de 1962, el Padre Madina emprende nuevamente un viaje, esta vez sería directo a la nueva casa en la finca la Jirara que contaba con habitaciones, comedor, oficinas administrativas, una pequeña capilla y talleres para que pudieran estudiar los jóvenes.

 

Pero los problemas no acabarían con este nuevo hogar. La principal de ellas parecía no tener fin y era brindar alimento, ropa y calzado a los niños. Costa Rica seguía atravesando una difícil situación y los recursos prometidos no llegaban.

 

El Padre Madina interpretaba esto como falta de cooperación por parte del Gobierno, las relaciones entre este último y Ciudad de los Niños estaban cada vez más desgastadas.

 

El Padre estaba convencido de que no recibiría más ayuda de la que ya había recibido, es por eso que toma la decisión de marcharse.

 

El obispo empieza a buscar una congregación que se hiciera cargo de Ciudad de los Niños, sin embargo, ya todas tenían sus tareas bien definidas en Costa Rica.

 

Cuando de pronto otro hecho providencial sucedió nuevamente.

 

En la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Alajuela, un grupo de frailes agustinos recoletos colaboraban con algunas tareas menores mientras esperaban su momento de viajar a México donde los esperaban para cumplir con su misión pastoral.

 

Es así como el 31 de mayo de 1965 se hace la entrega oficial de la dirección de Ciudad de los Niños a la Orden de Agustinos Recoletos.

 

En junio de ese mismo año el Padre Madina se marcha de la institución con rumbo a Panamá.

 

La situación encontrada por los Recoletos no era nada alentador, deudas, proveedores molestos por la falta de pago, fuentes oficiales de financiamiento estaban cerradas y todos los jóvenes molestos que los culpaban por la salida del Padre Madina para quedarse con todo.

 

Gracias a la juventud y el entusiasmo del Padre Izaguirre (el nuevo administrador) poco a poco se fue logrando la confianza necesaria para recuperar de manera gradual la confianza de la sociedad y del gobierno costarricense.

 

Se iniciaron proyectos para que Ciudad de los Niños pudiera empezar a producir sus propios alimentos y empezar a vender los mismos para generar ganancias.

 

La población iba en aumento y la estabilidad estaba llegando a Ciudad.

 

Se abre la escuela, se crean los talleres de ebanistería, panadería y mecánica, entra el INA (Instituto Nacional de Aprendizaje) a dar cursos directamente en las instalaciones de la institución.

 

Se inició con la construcción de la segunda etapa con el lema “Ayúdenos a Ayudar” que buscaba consolidar la planta física, como los caminos, el gimnasio, la piscina y talleres profesionales.

 

Hubo un momento en la historia de Ciudad en que la mayoría de profesores eran ex alumnos, lo que llenaba de orgullo a todos los involucrados en la obra.

 

En 1998 se logró inaugurar la nueva capilla con un diseño que se le había regalado al Padre Madina en 1960, pero que por cuestiones presupuestarias no se pudo iniciar.

 

Otro hecho que marcó la historia de esta organización fue que en 2007 se inauguró el Colegio Técnico Profesional San Agustín, actualmente llamado Colegio Técnico Agustiniano, que vela por la parte académica de los estudiantes de Ciudad, pero sin descuidar la parte Técnica que ha sido siempre la especialidad de esta organización.

 

En la actualidad, nuestra población es de aproximadamente 500 jóvenes que van desde los 12 años en adelante. Cada nueva generación tiene muchos retos por delante y sin duda Ciudad de los Niños los ha marcado para bien.